En el corazón de Sevilla se encuentra esta joya de arquitectura que aúna la mezcla de culturas de Andalucía y España, con vestigios del arte musulmán, del mudéjar y del gótico posteriores a la Reconquista.
Aunque los primeros espacios se crearon durante el Califato de Córdoba y el Reino abadí de Sevilla, la mayor parte de lo que vemos hoy fue construido por el rey Pedro el Cruel. A pesar de ser un monarca cristiano, desarrolló el estilo mudéjar de clara influencia andalusí, contratando a trabajadores musulmanes llegados de Granada para recrear unos palacios como los de la Alhambra.
El Salón de los Embajadores, el Patio de las Doncellas y el de las Muñecas, con sus obras de madera, yeso y mosaicos, son los tesoros de este conjunto de palacios, así como sus insuperables jardines. Una experiencia inolvidable que le transportará a un cuento de Las Mil y unas noches.
